Hace mucho que tenía ganas de abrir un blog, la verdad no me había decidido hasta hoy. Últimamente un tema en específico ha estado dando vueltas en mi cabeza y no he podido dejar de pensar en él: Empatar trabajo remunerado con el duro trabajo de ser mamá.
En mi experiencia laboral regresar a trabajar después de 6 meses de dar a luz ha sido toda una odisea. Como por ejemplo: "Ingeniera, aquí se trabaja de 9 am hasta morir" y ese hasta morir era hasta las 11 pm. Lamentablemente en el ramo en el que me manejo (Construcción) los trabajos de medio tiempo no funcionan. Decidí dejarlo por la paz y seguirme dedicando a Emmanuel. Esto solamente me sirvió como una señal de que los trabajos asalariados no funcionan para mí. Seguiré como "freelance".
Dado que llegó ese momento pude analizar las emociones que brotaban en mí y hubo una curiosa: LA CULPA. ¡Sí! Un sentimiento destructivo que me hacía ponerme ansiosa, pensar en donde estaba mi chiquito, obviamente se me hacían eternas las horas del trabajo. Estoy segura que todas las mamás las que trabajan y las que no lo hacemos tenemos ese sentimiento, si lo estamos criando bien, cómo estará nuestro hijo en otras manos, finalmente nunca vamos a estar agusto, siempre vamos a querer más y es un proceso natural llamado AUTORREALIZACIÓN.
Analizar cada caso de mamá trabajadora es imposible. Por eso puse el título entre comillas, -trabajadora- pues todas lo hacemos por amor hacia los hijos ya sea en la casa o en la oficina. Remunerado o no. Siempre estamos al pendiente y la labor es doble en muchos casos. Por ahora con el trabajo que estoy más agusto y aprendiendo es el de SER MADRE. Más que una chamba es una MISIÓN.
